viernes, 29 de mayo de 2009

Diana Poblet

El destino*

Su abuela le había alejado de todos los peligros del mundo.
No había que recibir caramelos ni dulces de gente desconocida.
No bajar a la calle con la bicicleta, no hablar con extraños ni aceptar invitaciones a la casa de otros compañeritos.
No comprar panchos en los puestos callejeros ni pochoclo porque las
condiciones de higiene eran pésimas.
No concurrir a los baños del club ni de la escuela.
No abrir la reja del jardín y permanecer dentro del mismo jugando a la pelota.
Ella habitaba en un cactus y era negra; la persiguió con un palito porque huía
demasiado rápido y no la pudo matar.
Pensaba todo eso mientras el cuerpo comenzaba a paralizársele, fue todo tan rápido.
Su abuela nunca le había alertado sobre estas arañas.

*de Diana Poblet. soydian@yahoo.com.ar

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