sábado, 20 de junio de 2009

El paso de las aceitunas, de Lope de Rueda

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Las aceitunas Lope de Rueda




LAS ACEITUNAS.
PASO.
PERSONAS.



TORUVIO, simple , viejo. AGUEDA DE TORUÉGANO, su muger.

MENCIGÜELA, su hija. ALOJA, vecino.




Calle de un lugar.


Toruvio: ¡Válame Dios , y qué tempestad ha hecho desd'el resquebrajo del monte acá , que no

parescia sino qu’el cielo se quería hundir y las nubes venir abajo! Pues decí agora qué
os terná aparejado de comer la señora de mi muger, así mala rabia la mate. ¿Oíslo?
mochacha, Mencigüela. Si , todos duermen en Zamora. Agueda de Toruégano , ¿oislo?



Mencigüela: ¡ Jesus , padre ! y habeisnos de quebrar las puertas.




Toruvio: Mira qué pico, mira qué pico, ¿ y adónde está vuestra madre, señora?




Mencigüela: Allá está en casa de la vecina, que le ha ido á ayudar á cocer unas madejillas.




Toruvio: Malas madejillas vengan por ella y por vos: andad , y llamalda.




Agueda: Ya, ya el de los misterios: ya viene de hacer una negra carguilla de leña, que

no hay quien se averigüe con él.



Toruvio: Si , carguilla de leña le paresce á la señora : juro al cielo de Dios, que éramos

yo y vuestro ahijado á cargalla, y no podíamos.



Agueda: Ya, noramala sea, marido ; ¡y qué mojado que venís!




Toruvio: Vengo hecho una sopa d'agua. Muger, por vida vuestra que me deis algo que cenar.




Agueda: ¿Yo qué diablos os tengo de dar si no tengo cosa ninguna?




Mencigüela: ¡Jesús , padre, y qué mojada que venia aquella leña!




Toruvio: Sí , despues dirá tu madre qu'es el alba.




Agueda: Corre , mochacha , adrézale un par de huevos para que cene tu padre, y hazle

luego la cama : y os aseguro, marido, que nunca se os acordó de plantar aquel renuevo

de aceitunas que rogué que plantásedes.



Toruvio: ¿Pues en qué me he detenido sino en plantalle como me rogastes?




Agueda: Calla, marido, ¿ y adónde lo plantastes ?





Toruvio: Allí junto á la higuera breval ,adonde si se os acuerda os dí un beso.




Mencigüela: Padre , bien puede entrar á cenar que ya está adrezado todo.




Agueda: Marido, ¿no sabeis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantestes

hoy, que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro ó cinco hanegas de aceitunas
y que poniendo plantas acá y planta acullá de aqui á veinte y cinco ó treinta años
terneis un olivar hecho y drecho.




Toruvio: Eso es la verdad , muger, que no puede dejar de ser lindo.




Agueda: Mira, marido, ¿ sabeis qué he pensado? Que yo cogeré el aceituna , y vos la

acarreareis con el asnillo , y Mencigüela la venderá en la plaza; y mira, mochacha,

que te mando que no las des menos el celemín de á dos reales castellanos.



Toruvio: ¿Cómo á dos reales castellanos? ¿No veis qu'es cargo de consciencia, y nos

llevará el amotacen cad'al dia la pena? que basta pedir á catorce ó quince dineros

per celemin.



Agueda: Callad, marido, qu'es el veduño de la casta de los de Córdoba.




Toruvio: Pues aunque sea de la casta de los de Córdoba, basta pedir lo que tengo dicho.




Agueda: Hora no me quebreis la cabeza; mira mochacha , que te mando que no las des

menos el celemin de á dos reales castellanos.



Toruvio: ¿Cómo á dos reales castellanos? Ven acá , mochada , ¿á cómo has de pedir?




Mencigüela: A como quisiéredes, padre.




Toruvio: A catorce o quince dineros.




Mencigüela: Asi lo haré, padre.




Agueda: ¿Cómo así lo haré, padre? Ven acá mochacha, ¿á cómo has de pedir?




Mencigüela: A como mandáredes madre.




Agueda: A dos reales castellanos.




Toruvio: ¿Cómo á dos reales castellanos? Y'os prometo que si no haceis lo que yo’s

mando, que os tengo de dar mas de doscientos correonazos. ¿A. cómo has de pedir?



Mencigüela: A como decís vos, padre.




Toruvio: ¡ A catorce ó quince dineros!




Mencigüela: Así lo haré, padre.




Agueda: ¿Cómo así lo haré, padre? Toma, toma, hacé lo que y'os mando.




Toruvio: Dejad la mochacha.




Mencigüela: ¡Ay madre! ¡ ay padre! que me mata.




Aloja: ¿Qu'es esto, vecinos? ¿Porqué maltratais ansí la mochacha?




Agueda: ¡ Ay señor ¡ este mal hombre que me quiere dar las cosas á menos precio , y

quiere echar á perder mi casa: unas aceitunas que son como nueces.



Toruvio: Yo juro á los huesos de mi linaje, que no son ni aun como piñones.



Agueda: Sí son.



Toruvio: No son.




Aloja: Hora, señora vecina, hacéme tamaño placer que os entreis allá dentro, que yo

lo averiguaré todo.




Agueda: Averigüe, ó póngase todo del quebranto.



Aloja: Señor vecino. ¿qué son de las aceitunas? Sacaldas acá fuera , que yo las

compraré aunque sean veinte hanegas.



Toruvio: Qué, no señor, que no es d'esa manera que vuesa merced se piensa, que no

están las aceitunas aquí en casa, sino en la heredad.



Aloja: Pues traeldas aquí, que y'os las compraré todas al precio que justo fuere.




Mencigüela: A dos reales quiere mi madre que se vendan el celemín.




Aloja: Cara cosa es esa.




Toruvio: ¿No le paresce á vuesa merced?




Mencigüela: Y mi padre á quince dineros.




Aloja: Tenga yo una muestra dellas.




Toruvio: Válame Dios , señor, vuesa merced no me quiere entender. Hoy he yo plantado

un renuevo de aceitunas, y dice mi muger que de aquí á seis ó siete años llevará

cuatro ó cinco hanegas de aceituna, y qu'ella la cogería y que yo la acarrease y la

mochacha la vendiese , y que á fuerza de drecho había de pedir á dos reales por cada

celemín; yo que no, y ella que sí, y sobre esto ha sido la quistión.


Aloja: ¡Oh qué graciosa quistion ! Nunca tal se ha visto : las aceitunas no están

plantadas, y ha llevado la mochacha tarea sobre ellas ?



Mencigüela: ¿ Qué le paresce, señor ?



Toruvio: No llores, rapaza: la mochacha, señor, es como un oro. Hora andad, hija,

y ponedme la mesa, que y'os prometo de hacer un sayuelo de las primeras aceitunas

que se vendieren.



Aloja: Hora, andad , vecino, entraos allá dentro, y tené paz con vuestra muger.




Toruvio: A Dios señor.




Aloja: Hora por cierto , que cosas vemos en esta vida, que ponen espanto. Las

aceitunas no están plantadas y ya las habemos visto reñidas.