martes, 18 de diciembre de 2018

Alberto García-Teresa

Huyendo


Salió de la ciudad de madrugada, dejando tras de sí familia, amigos y una prometedora carrera como trititero ambulante. Montó su caballo enloquecidamente, día y noche, bajo el sol o la lluvia. Cabalgó y cabalgó hasta abandonarlo exhausto y, aún así, continuó cabalgando. Cuando llegó al fin del mundo, resopló, echó la vista atrás y comprobó horrorizado que, después de todo, su sombra aún le seguía.






Posguerra 

Cuidaba al cuco del reloj del salón con mimo. Escamoteaba el mejor alpiste para él, le llevaba agua fresca de la fuente y limpiaba su cajita con esmero y dedicación. Sin embargo, el hambre acuciaba, y un día no tuvo más remedio que echarlo a hervir al puchero.

No hay comentarios: